Sumido en Oscuridad:




Solitario en un mar de lágrimas me encuentro, en un lugar apartado y consciente de que nada será como antes, que nada será completo y eterno como lo era cuando la felicididad y la ternura fluían a través de nuestro cuerpos como algo predestinado, entendido y respirable. Las cosas se han ido complicando desde que mis padres se empeñaron en que tú no eres la persona indicada para mí, que tu destino y el mío no estaban interrelacionados, cuando decidieron que tú y yo no teníamos nada en común y que debíamos dejarlo. Si te soy sincero, no supe qué pensar en ese instante, fue un conglomerado de emociones y de completa extrañeza, no entendía cómo no querían que estuviese contigo si eras el diamante en bruto más preciado que tengo, si eres quién me da felicidad y me hace sonreír cada día, hace que muestre la mejor parte de mí mismo al mundo, si eres lo que me mantiene vivo y respirando.

Las cosas no son como yo las había planeado pero, ¿por qué seguimos alargando este desagradable silencio si siempre nos hemos compenetrado? Mantenerse acallado me transtorna, me hace sentir pequeño y miserable, con la mente contrariada y nublada, faltándome el sentido, acabando en un mar de sombras y lágrimas, preguntándome si algo tiene sentido en esta historia, preguntándome si volverás a casa algún día. Desde el momento en que cruzaste la puerta y saliste de la casa en la que llevábamos conviviendo apenas un año y medio, me sentí verdaderamente preocupado por si no volvías, con un sentimiento de abandono tan profundo como el mar y tan frío como tu mirada antes de irte. Pero aquella mañana del once de noviembre, todo se volvió distinto, mis fuerzas se hicieron más pronunciadas y solo te tenía a ti en mente, tan solo quería respirarte otra vez y tenerte en mis brazos, así que, me dirigí a la casa de mis padres para hacerles saber que si no querían que estuviera contigo, ellos tampoco lo estarían conmigo.

Mi madre me dio la bienvenida, con aquella sonrisa inconfundible y aquellos ojos de ternura bañados en cansancio, con aquel cuerpo algo más desgastado de tantas experiencias y momentos pasados, por aquellas broncas a las seis de la tarde y aquellas conversaciones incansables durante las noches de verano sentados delante de la chimenea en nuestra casita del bosque. Era increíble cómo me sobrecogía aquella mujer mayor que me había cuidado durante tanto tiempo y la que había votado "no" a mi relación con Elsa. Me senté al lado de mi madre en el sofá del salón, mirándome con aquellos ojos furtivos que intentaban escapar de la muerte y querían encontrar los míos rápidamente.

- ¿Quieres una galletas, cariñín? - me preguntó, con aquella voz suave y algo chillona que, a veces, ha llegado a irritarme. Negué con la cabeza - ¿A qué has venido? No haces muy buena cara...

- Me disteis a elegir entre vosotros o Elsa, creo que me equivoqué en mi decisión - le respondí algo tenso, combinándolo con una expresión seria que estaba dispuesto a que prevaleciera durante toda la conversación - Elegir entre uno u otro es increíblemente e injusto y no debería ni siquiera preguntarse. Voy a volver con ella, os guste o no.

- Esa chica no te traía nada bueno, nada - le dio más énfasis a la última palabra, hasta empezar con una discusión que duró más de cuatro horas, acabando yo en la calle y sintiéndome echo polvo -.

Sabía que ya no volvería a tener el cariño de mis padres, me conformaba con tener el tuyo, con recorrer tu cuerpo con mis besos, con coger tus suaves manos y pasear por la orilla del mar, con mirarte y sentir que formo parte de algo. Lo realmente curioso es que yo pensara que tú sentías lo mismo, que te identificabas con mis sentimientos y que estabas totalmente unida a mí, pero no sabes cuánto me equivocaba al verte besándote con otro joven de la misma forma tierna y cariñosa que lo hacías conmigo, expresando el mismo deseo de comerte todo su cuerpo y con aquellas risas que acababas teniendo conmigo después de cada beso. Esta situación me atravesó el corazón y mi mirada totalmente contrariada y desajustada chocó con la tuya, mirándome desde el otro lado de la calle, seria, recordando que yo había formado parte de tu vida, conectando conmigo a larga distancia.

Bajé la mirada, sintiéndome decepcionado y como un estúpido, pensando que tú quizá también lo estarías pasando mal pero vi que realmente te divertías, que habías pasado página. Te diste cuenta de que había dejado atrás a mis padres para volver a tu lado, se te pasó por la cabeza y seguro que lo sentiste por cada poro de tu piel, tan solo mirándome podías adivinarlo... pero mi alma ya me había caído a los pies, ya había perdido mi esperanza en tan solo dos segundos, tan solo en el momento en el que estaba de pie al otro lado de la calle de tu casa. Cruzaste la calle, pero yo ya me había ido; no pensaba que nada pudiese cambiar y no pensaba que mis padres volviesen a abrirme la puerta, así que, sin quererlo me quedé completamente solo, sin contestar tus innumerables llamadas después de que me vieras enfrente de tu casa, sin contestar a tus mensajes y sin volver a sentir tu cuerpo sobre el mío, tu respiración entrecortada cada vez que hacíamos el amor y tus suaves besos cálidos, viendo tu cara fina y perfecta, de un color tostado, con aquel pelo de color rojo sangre que resplandecía en el frío invierno, aquella mirada pintada de un color verdoso y unos labios carnosos que jamás podré olvidar.

Lo que siguió a esta silenciosa agonía fueron un montón de situaciones de las que no estoy orgulloso, por las que no me gustaría haber pasado y no quisiera que volviesen a ocurrir. Todo mi mundo estaba patas arriba, tú ya no estabas y me sentía completamente solo, así que, recurrí al alcohol para acallar mis pensamientos, para dejar que mis sentimientos dejaran de doler tanto y para acostarme con las prostitutas de lujo que había a unas manzanas de mi casa y hacer que no me sintiera culpable cada vez que observaba sus voluptuosos pechos frotarse sobre mi pecho, cada vez que hacían lo que yo les pedía sin rechistar y con una sonrisa picarona, gustándoles el sexo como ninguna otra cosa. Cabalgaban encima de mí sin yo darme cuenta, produciéndome un placer inigualable y una excitación jamás comprendida, pero yo tan solo veía tu cara, tan solo veía tus ojos conectar con los míos y era como si todo mi alrededor se parase, como si dejara de respirar para mirarte, para sentirte y tenerte en mis brazos, era algo que debía dejar a un lado.

El pozo se fue haciendo más profundo conforme pasaba el tiempo, de hecho, el alcohol se transformó en cocaína y la pena se volvió decepción y en ganas de morir. No me importaba en absoluto lo que aquello pudiera hacerme, no creía que pudiera llegar a estar más perdido que ahora mismo, no pensaba que la falta de tu cariño me hubiera vuelto tan loco. En un par de años, estaba totalmente enganchado, calculando en cada momento cuánto dinero tenía para meterme un chute, con mi pelo negro totalmente enmarañado, mis antiguos dientes blancos ahora algo ennegrecidos y algunos moviéndose debido a la droga, con una cara antes suave transformada en una increíblemente chupada que me hacía parecer un muerto viviente, con el cuerpo cansado de tanto vivir y respirar en un lugar donde no estuvieras tú. Para mi sorpresa apareciste por aquella pequeña puerta al otro lado del pasillo, mirándome con aquellos ojos profundos y que lo sabían todo, con aquel cuerpo esbelto y plagado de cariño, me decías con tu deliciosa y dulce voz que todo saldría bien, que iba a salir de allí en cuanto me ayudaras.

- Tan solo debes seguirme hacia la luz, debes salir de todo este lío. Te estás haciendo daño a ti mismo, ¿no lo ves? - me preguntaba entre esperanzada y llena de derrota, debido a que no se esperaba que alguien como yo hubiera terminado de aquella manera - Debes curarte y yo puedo ayudarte, puedo hacer que sigas adelante y te prometo que siempre estaré a tu lado.

- No sabes cuánto tiempo he esperado a oír eso, te he necesitado tanto... - le acaricié la mejilla y noté que mi cuerpo se volvía cada vez más llevadero, cada vez más fuera de mí para estar más dentro de ti -.

- Lo sé, pero ahora ya estoy aquí - respondió, dándome un beso en la mano que tenía posada en su mejilla - Tienes que venir conmigo, por favor. Te sacaré de aquí.

- Me parece una muy buena idea - afirmé, sin saber exactamente dónde me llevaba -.

Durante esos momentos, estaba totalmente ignorante de lo estaba pasando a mi alrededor. En la vida real estaba postrado en una cama de hospital con un montón de tubos a través de todo mi cuerpo, necesitaba innumerables cosas para poder respirar, moverme e incluso escuchar, creo que ni siquiera podía hacer eso; en la vida real, para que lo entendáis me había quedado en coma y los médicos no sabían exactamente cuánto tiempo iba a estar de esta forma, de hecho, ni siquiera sabían si sobreviviría a aquello. ¿Mi diagnóstico? Había tocado fondo y no sabía si sería capaz de salir, en mi interior estaba alucinando, estaba en un sueño que me adentraba cada vez más en aquello que yo quería, en aquello que haría que mi vida se acabara poco a poco sin darme cuenta.

El lugar donde Elsa me llevó era precioso, había un bosque frondoso, cascadas y diferentes tipos de animales que hacían que aquello no fuera solo un bosque, sino algo maravilloso y hermoso, algo que no podía creer que existiera. Elsa me miró con aquella ternura, con aquella sonrisa cariñosa y me adentró en lo que yo hubiera dicho que era el paraíso.

- ¿Aquí te sientes mejor? - me preguntaste, algo más serena que anteriormente en aquella sala oscura en la que me encontraba sin razón aparente. Asentí - Aquí podrás reposar durante un tiempo y podrás decidir si quieres irte o no.

- ¿Irme a dónde? - te pregunté, increíblemente contrariado - No entiendo qué me estás diciendo, yo no quiero irme sin ti.

- A mí ya me tienes a tu lado, en la vida real. Aquí tan solo soy una ilusión pasajera - me dijiste segura de ti misma - ¿Ves?

Desapareciste en la nada y me dejaste en aquel bosque, solo, perdido y curiosamente sin necesidad de un chute. Aquello era tan tranquilo que me sorprendía, nunca había sentido tanta paz en un rato, así que, acepté la invitación y me propuse estar allí unos días, quizá semanas pero ésto se convirtió en meses, estaba tan a gusto que no quería irme, estaba en paz conmigo mismo por primera vez y no quería saber qué me esperaba al otro lado de este lugar maravilloso, tal vez por miedo, tal vez porque sabía que lo pasaría tremendamente mal cuando despertara o porque simplemente sabía que estaría solo al otro lado y no sabría si superaría mi adicción.

Todo ésto me hizo decidir, me hizo enterrar mi cuerpo en la oscuridad, hice que mi familia me recordara por lo que era antes de ser un adicto, hice que Elsa pensara en nosotros como algo más de lo que fue, como algo sincero que tuvimos, algo perfecto e inolvidable. Aunque esté en otro lugar, lo recuerdo todo y lo que más hago es pensar en todos aquellos momentos que pasé con ella, en su sonrisa, en su mirada, en la perfección de su cuerpo con aquellas curvas increíbles que me hacían disfrutarla entera, de la emoción que expresaba cuando la llevaba de viaje en plan sorpresa y de aquella mirada cuando supo que ya no volvería a estar conmigo al otro lado de la calle, cuando tiró la toalla antes de que yo pudiera hacer nada y se fue con otra persona. 

Siento que te sientas culpable, no ha sido mi intención, tan solo quería estar en un lugar mejor, con alguien que realmente quisiera estar a mi lado y comprendiendo que estar solo no es tan malo, es algo a lo que te acostumbras, es algo que llega a formar parte de ti y empieza a llenar tu corazón. Pero no te preocupes, estoy bien. Sigo llenándome de la ternura animal que habita este bosque que todavía no he recorrido por completo, me gustaría que supieras qué se siente al ser libre, al volver a empezar, al convertirte en quién realmente eres, en ordenar tus pensamientos y dejar atrás toda ansiedad y toda duda sobre todo en general, me destrozaba no saber si volverías y era increíblemente doloroso el hecho de saber que ya no volvería a estar contigo. Todo me ha llevado a este momento y me gustaría que lo aceptaras como lo que es, que tus lágrimas sean sinceras y que vuelvas con aquel joven con el que te vi, que os echéis unas risas y que yo pase a ser una gran aventura pasajera en la que me equivoqué al decidir.
Follow my blog with Bloglovin

Comentarios

  1. Increíble. Me parece un relato totalmente impresionante. Me ha gustado el hecho de que transmitas tanto sentimiento, pero todo tipo de él: tristeza, sufrimiento, amor, nostalgia, alegría... Todo mezclado en lo que es el sentimiento humano.
    Me han encantado, de verdad. Y creo que es de lo mejor que he leído por aquí. Sigue así.
    Un saludo :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, es aquello que que quería transmitir y veo que ha llegado a la perfección. He dejado que los sentimientos vayan al extremo para expresarlo mejor.

      Gracias por leerme y por tu comentario ^^

      Eliminar
  2. Wooooowww me fascino lo lei de principio a fin.. Y en alguna parte me sentí muy identifica de algo que me sucedió tiempo atrás... Es realmente genial este escrito.. Me transmitió una serie de situaciones dolorosas pero interesantes.. Mi parte favorita fue cuando Elsa llega al hospital y elno sabe si es real o no... Cuando dices que esta en coma... Esa parte me gusto... Muy bien seguiré leyendote por aquí. Gracias por escribir tan genial y compartirlo!
    saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te haya gustado y de que te sintieras identificada. Muchas gracias por tu comentario :)

      Eliminar
  3. Me ha encantado, enhorabuena. Transmites muchísimas cosas y lo consigues realmente bien ; )

    ResponderEliminar
  4. Muchísimas gracias, eso es lo que intento, transmitir muchas de las cosas en las que creo o siento para que otros puedan identificarse.

    Un saludo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Amistades vacías:

Sin Palabras:

Reflejo: