Los ojos son el espejo del alma:






Me acerqué a ella con cuidado, tenía una fina presencia y delicadeza en su cuerpo, en sus labios, en su forma de caminar... en sus ojos. 

Al llegar hasta ella, sus manos tocaron las mías con una suavidad y ternura que no podría explicar, y de repente, alzó la mirada y sus ojos chocaron con los míos. Lo que llegué a ver en aquel momento fue algo indescriptible, eran de un color azul oscuro, grandes y penetrantes, los tenía retocados con una sombra de ojos marrón en combinación con su vestido, despampanante. 

Pero seguía sin poder apartar la mirada de sus pupilas. Me enganchaba como la droga engancha a un yonki, como algo que deseas tan poderosamente que no puedes apartarte de ellos aunque quieras. Ella tampoco apartaba los ojos de los míos, y parecía que estaba agusto y en paz. Al cabo de unos 5 minutos llegué a saberlo todo, toda su vida en verso a través de aquellos ojos azules, a través de aquella alma perdida: era una chica avispada, que se apasionaba por la vida, era apasionada con las personas, le encantaba conversar y tener todos sus objetivos en su punto de mira, era delicada y sensible, parecía que le encantaban las películas románticas y lloraba cada vez que había un final triste. Era encantadora, simpática y tenía una sonrisa brillante, con aquellos dientes perfectamente blancos, su forma de hablar era fina, parecía que viniera de buena família, pero seguía teniendo aquella vida fuera de lugar, aquel mundo en el que vivía. Se sentía completamente sola alrededor de tanta gente, se sentía incomprendida, apartada del mundo, no entendía las atrocidades que ocurrían de forma tan violenta en la Tierra, no entendía la violencia y la falta de sentido común que invadía a las personas, sentía que realmente ella quería cambiar el mundo, que realmente eso es lo que le atraía, pero nadie la entendía ni veía su punto de vista, a nadie le importaba lo más mínimo. Lloraba por las noches, su novio había muerto en un accidente de coche, le quería tantísimo que habría dado la vida por estar en ese coche y morir ella en vez de él... tenía una vida complicada desde aquello y sus padres estaban contínuamente desmoralizándola y poniéndole de ejemplo a su perfectita hermana mayor, la que siempre seguía las normas y no era rebelde como ella. Le apasionaba escuchar música y pintar cuadros, le encantaba pintar y se identificaba con muchas obras de los pintores más importantes del país.

De repente, bajó la mirada y desapareció ese contacto profundo, desapareció su alma. La seguí mirando extrañado y confuso, no sabía qué había querido significar aquello. Le soltó las manos y le dijo:

- ¿Sabe dónde están los servicios? - le preguntó con la mirada fija en el suelo -.
- Sí, claro. Están allí en frente - le señalé aún petrificado -.

La chica cogió su maleta y se fue hacia los lavabos como si no hubiera ocurrido nada, como si esa conexión entre nosotros no hubiera ocurrido. Me senté para esperar el vuelo hacia Londres, salía a las 16:20h de la tarde. 

En los siguientes días seguí pensando en aquella chica y en lo importante que fue para mí aquella mirada y aquella muchacha que, con solo cruzar nuestra mirada ya sabíamos toda la vida del otro sin siquiera preguntar. 

Supongo que el dicho es completamente cierto: "Los ojos son el espejo del alma".

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