La víctima que resultó ser el acosador:






Kendrick era un detective privado con gran renombre en el estado de California. Los casos que se le presentaban eran sencillos pero, necesitaban de meticulosidad, total transparencia con el cliente y completa dedicación. Le gustaba su trabajo y tenía una intuición altamente pronunciada, ya que, solamente con mirar a la persona que tenía delante y combinar todos los gestos que tenía en el momento, sabía perfectamente de qué pie cojeaba y si le estaba diciendo la verdad o le estaban mintiendo. Era un hombre bastante honesto, dedicado a su trabajo, de confianza y completamente alejado de cualquier contacto familiar o personal, ya que, se había quedado viudo hacía unos cuatro años y se había prometido no meterse en ningún otro tipo de relación, solamente ocuparse y vivir su trabajo. Le gustaba vestirse bien: con pantalones tejanos, una camisa negra con los dos primeros botones desabrochados y una gabardina larga y negra; su pelo era castaño y brillante, siempre se lo echaba hacia atrás pero acababa enmarañado y puesto del lado izquierdo, sus ojos eran del mismo color de su pelo, su cara era fina y sus labios finos que siempre pronunciaban la palabra "no me importa" como final de un caso y era delgado y alto como un fideo.

Tenía un despacho cerca del centro donde tenía todos los expedientes de los casos en archivadores, aunque también tenía copias en el ordenador, había que ser preventivo. También tenía una colección de cámaras reflex con buenos objetivos para poder realizar mejor el trabajo de investigación, se solían utilizar muchísimo, sobre todo, para probar algo. Trabajaban para él Margaret, una detective privada licenciada en Criminología y Psicología desde hacía unos tres años, pelirroja, con ojos verdes y que inspiraba sensualidad por allí donde pisaba; y Dave, un chico joven licenciado en Criminología, frustrado por no haber podido entrar en el Cuerpo de Policía de EE.UU., alto, piel fina, labios gruesos, mirada penetrante y con ojos oscuros, al igual que su pelo negro, hacía bien su trabajo, pero Kendrick tenía que ponerlo en su sitio cada vez que tenían un caso, ya que, se empeñaba en hacerlo por su cuenta y de cualquier manera, era eficiente pero, las cosas siempre se deben hacer dentro del método legal, cosa que él no entendía lo más mínimo, él hacía las reglas y las acataba como quería. También tenían a la joven recepcionista Carol de dieciocho años, algo menuda para su edad, con dientes algo amarillos por la ansiedad de fumar cigarrillos, parecía un carretero; su melena era rubia y teñida, ya que, realmente tenía el pelo castaño, los ojos de un color azul claro y sus labios y su cara finos, siempre venía muy bien vestida, cada día con un modelito diferente, decía que se deprimía si llevaba dos días la misma ropa.

Terminaron dos casos fáciles: el primero era de un hombre que sospechaba que su mujer se acostaba con su entrenador de tenis y, para su desgracia, no solo se acostaba con el entrenador, también con su entrenador de yoga y el tipo del gimnasio; y el último fue sobre una familia adinerada, la cual, la madre tenía un hijo con la mano un poco larga y que les robó dinero del banco para darse la buena vida, así que, le encontramos en Miami con unas chicas de compañía en su habitación, pero conseguimos devolverle el dinero a la familia. Pero, al cabo de unos días, vino un cliente bastante serio, el cliente que les trajo uno de los casos mas indecisos en los que Kendrick tuvo que trabajar.

El cliente se llamaba Louis Loness. Decía que le seguían desde hacía unas semanas, que allá donde iba, allí iba su sombra, pero no era capaz de demostrárnoslo, ya que, no le había podido fotografiar ni una sola vez, parecía un fantasma. Kendrick aceptó el caso, parecía interesante, y puso a Margaret y Dave a trabajar en ello. Primero, empezaron por las personas que posiblemente quisieran hacer daño a Louis, habían tres: su madre, su ex novia y su vecino de enfrente que siempre le amenazaba con matarlo si no bajaba la música. Louis parecía un tipo bastante peculiar con su nariz ganchuda, ojos negros pero algo asustadizos y estaba como algo distraído. 

Fueron a casa de la madre de Louis, una mujer bastante alta y muy adinerada vestida con un pijama de seda de color magenta y una mirada furtiva. La señora Davis dijo que su hijo era un vago y se gastaba todo el dinero en alcohol y en prostitutas y que por ello, lo tuvo que echar de casa y no quería saber nada más ni de él ni de su vida, pero que en absoluto tenía nada que ver con aquello, que estaba demasiado ocupada con perfeccionarse el trasero en el gimnasio todas las tardes. Así que, fueron a casa de su ex novia Kathy, una chica joven de treinta años, bastante alta, morena y vestida con un mono de jardinero, ya que, la pillaron cortando las malas hierbas del jardín; lo que les dijo fue que no le interesaba en absoluto ir detrás de Louis, la había engañado con otra cuando llevaban un año saliendo juntos y que no tenía nada que ver con aquello. Y, por último, fueron a ver al vecino que vivía en frente del cliente de Kendrick, tenía una cara de drogadicto incapaz de disimular, tenía la casa hecha un asco y, cuando les abrió estaba bajo los efectos de algún tipo de droga alucinógena, ya que, les preguntó que por qué dos detectives tan guapos traerían consigo a una jirafa tan fea. Así que, Margaret y Dave volvieron al despacho para hablar con Kendrick sobre el asunto:

- Ninguno de ellos ha podido ser el que vigila al señor Loness - comentó Margaret a su jefe entregándole algunas fotos que les habían hecho durante el día y sus matrículas para poder investigar si tenían antecedentes - Su madre no se pondría un pasamontañas ni aunque le fuera la vida en ello, tiene una casa enorme y no le importa en absoluto su hijo; además, hemos visto su horario, se pasa el día haciendo ejercicio - dijo poniendo los ojos en blanco - Su ex novia Kathy tendría un móvil, ya que, él la engañó con una prostituta cuando llevaban un año juntos, pero no lo veo claro, está casada con otro chico y parece que está completamente cuerda, no había indicios - por último le mostró la foto del vecino que vivía en frente de la casa de Louis - Y este, estaba tan drogado que nos preguntó si le traíamos una jirafa, así que, no creo que nuestro cliente sea importante para ninguno de ellos.

- Vale, vamos a tener que vigilar al señor Loness por si le siguen y poder atrapar al tipo- dijo Kendrick dejando las fotos encima de la mesa - Vosotros seguid a Kathy y a la señora Davis, yo seguiré a Louis.

Esa misma noche, se pusieron manos a la obra, cada uno siguiendo a su respectivo sospechoso. Margaret seguía a Kathy que, estuvo toda la noche en su casa con su marido, toda la noche ocupados en la cama, así que, la detective se quedó toda la noche en frente de su casa por si salía con cámara en mano; Dave, siguió a la señora Davis, que se pasó media noche haciendo yoga mientras venía un chico joven a su casa y empezaban a jugar a las enfermeras, el detective se pasó la noche en frente de su casa, también con una cámara por si la mujer salía a alguna parte. El que tuvo la noche más movida fue Kendrick, que siguió a Louis durante toda la noche, a partir de las ocho; primero fue a cenar a un restaurante japonés él solo, al terminar, fue a dar una vuelta por el parque que había a dos calles más allá de su casa, pasó a ver a una amiga sobre las nueve y estuvo allí alrededor de una hora, Kendrick esperó en el coche pero no quiso sacar la cámara, supuso que eran amigos con derechos sexuales, ya que, tenían la luz del dormitorio encendida y se veía todo a través de la ventana, Kendrick miró hacia otro lado, hasta que Louis salió a las diez y cuarto de allí.

Kendrick se fijó en alguien que había a una calle más atrás de Louis. Iba vestido con un chándal de color azul marino, con la capucha puesta y unas deportivas blancas. Iba detrás de Louis mirándolo desde debajo de la capucha con mirada asesina; Kendrick vio el peligro de que sacara un arma, ya que, tenía una mano en el bolsillo y la otra por fuera, así que, cogió el arma que tenía en la guantera y salió del coche yendo hacia él con cuidado rodeando la calle por detrás de unos árboles. Fue un momento decisivo cuando el chaval de la capucha se la bajó, era a penas un niño de dieciséis años con las manos temblorosas, el pelo enmarañado, los ojos inflamados y con los ojos llorosos, empuñando un arma hacia la espalda de Louis que, seguía caminando escuchando música a todo volumen, tarareando y sin enterase de que su vida estaba en inminente peligro. Kendrick vio la oportunidad y se lanzó hacia el chico consiguiendo tirarlo al suelo, pero no pudo evitar que apretara el gatillo sin querer dándole al contenedor que había justo delante de su cliente, que se había quitado los auriculares por haber oído aquel ruido ensordecedor. Se giró hacia ellos y los vio: un chaval joven en el suelo y Kendrick encima quitándole el arma de la mano.

- ¿Pero qué...? - preguntó Louis aún impactado de que el que estuviera detrás de todo aquello fuese su hijo perturbado - ¿Qué estás haciendo...?

- Me llevaste a un psiquiátrico pensando que no diría nada, ¿verdad? - le dijo su hijo levantándose del suelo gritándole a su padre - ¡Así todo el mundo pensaría que yo estoy loco!

- Vale, muy bien, lo habéis conseguido, me he perdido - añadió Kendrick completamente contrariado, así que, le preguntó a Louis - ¿Me puede decir qué está pasando aquí?

- Él es mi hijo John, estaba en el psiquiátrico y no sé cómo ha llegado aquí... emm... - dijo Louis algo tembloroso y asombrado de ver a su hijo delante de él con aquél semblante tan penoso -.

- ¡Y él es mi jodido padre Louis, quién abusó de mí cuando tenía nueve años! - empezó a llorar mientras hablaba, se notaba que estaba bastante dolido pero, por la forma de hablar y la forma de moverse parecía estar bastante perturbado, Kendrick no sabía cómo interpretar aquello exactamente -.

- ¿Usted es mi cliente y viene a decirme que le siguen y no se le ocurre contarme esto? - le gritó Kendrick a Louis - ¿De verdad no se le había podido ocurrir que su hijo de dieciséis años perturbado perdido que dice que usted le violó cuando tenía nueve años era el que estaba detrás de esto? - se puso las manos a la cabeza -.

- Lo... lo siento. Él está en un psiquiátrico donde se supone que no puede salir, no sé cómo a podido suceder esto - dijo Louis al detective bastante desesperado - ¿Te has escapado? - le preguntó a su hijo con voz condescendiente -.

- Sí, quería ver muerto al cabrón que se le ocurrió hacerme esto,nno tengo vida, solo medicinas, estar con dementes en una sala de juegos e irme a dormir a las once de la noche - dijo John bastante deprimido sentándose en el bordillo de la acera más cercano -.

Kendrick pensó que algo de verdad llevaba el muchacho, desde que Louis apareció en su despacho que había percibido algo extraño en él, además de haber visto prácticamente toda la escena sexual que tenían montada en la casa de su amiga sin ningún tipo de pudor. Pensó que podría ser verdad, pero prefirió llevarse al chico al Departamento de Policía para que le hicieran la prueba del Polígrafo, mientras Louis pensaba que se había salvado del marrón yéndose a casa tan tranquilo.

Resultó ser que John, un chico de dieciséis años que se había apoyado en las drogas durante un periodo de dos años, tenía razón en que su padre abusó de él cuando tenía nueve años. Estuvo presente una psicóloga, un criminólogo, un experto en lenguaje corporal, el programa FACS utilizado para la lectura de expresiones faciales y yo, que ayudaba un poco también. Decidieron llevarlo a rehabilitación para que dejara la heroína, estaba bastante acabado siendo tan joven; el padre terminó en la cárcel y le condenaron a sesenta años, así que, acabaría allí su vida. 

Al final, resultó que la supuesta víctima era el real acosador que se aprovechó de su hijo provocándole la locura y haciéndoles pensar a todos que John estaba fuera de sí, todos los ignorantes se lo creyeron y nadie quería saber nada del joven, era una pena, porque era un buen chico, resentido pero no haría daño ni a una mosca. Ahora, suele ir a visitar a Kendrick alguna vez a su despacho como agradecimiento por haberle dado un voto de confianza y haber creído en él cuando nadie lo hacía y haberle dado una nueva vida.

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